Chistes largos

Excusa convincente

Una mujer se va a casa temprano y encuentra a su marido en su habitación haciendo el amor con una joven bella y sexy. Ella dice entonces:

- ¡Especie de cerdo! ¿Cómo puedes hacer eso conmigo, tu fiel esposa, la madre de tus hijos? Salgo de esta casa, ¡pido el divorcio!
- Espera, espera un minuto! Antes de que vaya, permítame al menos decirle lo que sucedió, dice.
- Ok, pero eso es lo último que escucharé de ti.

El esposo comienza a contar su historia.

- Estaba manejando a casa y esta joven mujer estaba haciendo autostop. Lo vi tan desorientado que me detuve y lo hice. Ella era bonita pero sucia y harapienta. Ella explicó que no había comido durante 3 días ...

Muy conmovida, la llevé a casa y calenté los raviolis que había preparado para ti la noche anterior y no quisiste comer porque tienes miedo de crecer. La pobre niña prácticamente los devoró.

Como ella estaba muy sucia, le sugerí que se diera una ducha ... Mientras se estaba bañando, le llevé la ropa llena de agujeros, los tiré y le di jeans que tenía por unos pocos años y no puedes usar porque es demasiado justo.

También le di la blusa que te regalé con motivo de tu cumpleaños y que no te pones porque no tengo buen sabor.

Le di el suéter que te dio mi hermana y que no te pones, solo para molestarlo.

También le di las botas que compraste en una tienda de lujo y que nunca pusiste, después de ver las mismas que usaba tu compañero de trabajo.

La joven estaba muy agradecida y la acompañé a la puerta.

La historia debería haberse detenido allí ... pero ella se volvió hacia mí con lágrimas y me preguntó ...

- ¿No tienes nada más que tu esposa no use?

Un jefe quiere contratar a un contador

Un empresario quiere contratar a un contador para su firma:

Se dice, en un primer momento, que va a buscar a un militar. Son personas rigurosas, disciplinadas, etc... La entrevista sale bien, y antes de decir adiós, el empresario le pregunta si sabe contar.

- ¡Claro! - responde el militar.
- Muy bien, cuente un poco, para ver.

Un dos, un dos, un dos...

El empresario reflexiona y se dice entonces que va a buscar a un informático. Son lógicos, inteligentes, etc... La entrevista sale bien y al final hace la misma pregunta.

- No hay problema, responde el informático. Cero uno, cero uno, cero...

Finalmente el empresario tiene una iluminación: ¡va a contratar a un funcionario! Son honestos, concienzudos, etc...

La cita es rápidamente llevada a cabo, y llega el momento de la famosa pregunta:

- Sí, evidentemente, dice el funcionario: Uno, dos, tres...
- Bien, continue...
- Cuatro, cinco, seis, siete, ocho...
- ¡Génial!, ¿un poco más?
- Nueve, diez, jota, reina, rey...

El detector de mentiras

Un hombre regresa de su trabajo con un robot detector de mentiras. Su hijo de 11 años regresa 2 horas después de la escuela. A su llegada, su padre le pregunta:

- ¿Dónde estabas todo este tiempo?
- Estaba en la biblioteca para preparar una tarea.

El robot se dirige hacia el hijo y le da una violenta cachetada... El padre explica la situación a su hijo:

- Escucha, este robot es un detector de mentiras. Será mejor que digas la verdad... 
- Ok... Estaba en casa de un amigo y vimos una película... Los 10 mandamientos.

Y ¡Pum! El robot le da nuevamente una cachetada al niño...

- ¡Ay! Bueno ya, de hecho era una película porno...
- ¡Qué vergüenza me das! ¡A tu edad, yo nunca les mentía a mis padres!

Y ¡Pum! El robot le da una bofetada al padre... La madre, muerta de risa, dice:

- Indudablemente es tu hijo.

Y ¡Pum! Una bofetada para la madre 

Las mujeres y los patos en el paraíso

Tres mujeres mueren al mismo tiempo en un accidente y se encuentran en las puertas del paraíso. San Pedro está ahí para recibirlas:

- Buenos días señoras, aquí en el paraíso sólo tenemos una regla: ¡nunca hay que pisar un pato, o lo lamentarán!

Entonces hace entrar a las tres damas al paraíso y hay patos por todas partes, prácticamente es imposible desplazarse sin aplastar uno. Las tres mujeres tienen extremo cuidado, pero la primera pisa accidentalmente un pato. San Pedro llega de inmediato con un hombre horriblemente feo, lo ata a la mujer y dice:

- ¡Tu castigo, por haber pisado un pato, será estar atada a este hombre por la eternidad!

Las otras dos mujeres, habiendo visto la escena, ponen aún más cuidado. Sin embargo, la segunda mujer también pisa un pato.

De nuevo, San Pedro no lo deja pasar, y llega con un hombre espantosamente feo. Los ata juntos y dice:

- ¡Tu castigo, por haber pisado un pato, será estar atada a este hombre por la eternidad!

La tercera mujer no quiere encontrarse nunca en una situación tan horrible. Ella se las arregla para evitarla durante varias semanas, cuando de pronto llega San Pedro con el hombre más guapo que ella jamás ha visto, y los ata juntos. Grande, musculoso, bronceado, era simplemente perfecto. Ella dice entonces:

- ¡¿Me pregunto qué pude haber hecho para estar atada a ti por la eternidad?!

El hombre responde:

- No sé, pero yo, ¡pisé un pato!

El joven y el farmaceutico

Un muchacho entra en una farmacia y dice al farmacéutico:

- Buenos días, puede darme un preservativo. Mi novia me invitó a cenar esta noche y creo que espera algo de mí.

El farmacéutico le da el preservativo y cuando va a salir, el muchacho se regresa y le dice:

- Deme otro, porque la hermana de mi novia también es muy linda , cruza las piernas de manera provocativa cuando me ve y creo que ella también espera algo de mí.

El farmacéutico le da el segundo preservativo y cuando va a salir el muchacho se regresa y le dice nuevamente:

- Deme otro otra vez, porque la madre de mi novia sigue estando guapa y cuando me ve siempre hace insinuaciones... Y como ella me invitó a cenar, creo que espera algo de mí.

En la cena, el muchacho está sentado con su novia a su izquierda, la hermana a su derecha y la madre frente a él. Cuando el padre llega, el muchacho baja la cabeza y se pone a rezar:

- Señor, bendigo esta cena, gracias por todo lo que nos das...

Después de un minuto, el muchacho sigue rezando:

- Gracias Señor por tu bondad...

Pasan diez minutos y el muchacho reza todavía, siembre con la cabeza abajo, Todos se miran muy sorprendidos y la novia todavía más que los otros. Se acerca al muchacho y le dice en la oreja:

- ¡No sabía que también eras creyente!

Y él le responde:

- Yo no sabía que tu padre era el farmacéutico